Por Dr. Hernán Lillo Nilo.
Repuesto de “terremotos”, cumbias y parrilladas, reflexión… desde cuando las fondas dejaron de ser populares, con la dictadura, la Concertación, la Nueva Mayoría o reinados de Piñera…
Se cambiaron por plásticos los techos y divisiones… dejaron de ser ramadas. Ya no son de hojas de palmeras, ni ramas de sauce, ni de eucaliptus y poco a poco va desapareciendo el carbón.
Ya no son de acceso libre para todos, para relajarse y para olvidarse. especialmente para aquellos que era la gran oportunidad del año, para recrearse de la pena y de la angustia del cada día para vivir.
Llegó hasta allí el cruel neoliberalismo y se transformó en otro afán de lucro para aquellos que lo pueden gozar y el incremento para los que siempre lo han podido usufructuar. Desapareció en muchas, el acceso libre con costos de ingreso demasiado elevados para los que tuvieron por largos años la oportunidad de esas horas de alegría familiar.
Entre nosotros, diferencia que destacar. En Valparaíso, Parque Alejo Barrios de Playa Ancha, acceso libre para toda su comunidad. En Viña del Mar, Sporting Club, la ciudad del turismo, acceso limitado para los que pueden pagar, nada menos que cuatro mil pesos por persona. De inmediato la pregunta que corresponde sobre el destino de esos ingresos, municipal o a los bienes de propietarios del recinto que ya están cobrando arriendos por cada espacio por ocupar. Solidaridad social u obstinación por el lucro.