
DÍAS GRISES
El Día se presenta gris,
gris como nuestro ánimo,
encarcelados por el temor
al microscópico enemigo
que está diezmando al mundo.
Amanece.
La enfermedad viene de la mano
de la miseria y el hambre,
cual apocalípticos jinetes.
Ni compartir con el amigo
ni salir alrededor.
Atardece,
las calles van quedando vacías
recordando los años
del Dictador.
Anochece.
La siniestra Corona
ciñe y tortura las sienes,
la fiebre abrasa los cuerpos
asfixiados como peces fuera del agua,
la tos es el fatídico estertor
de pulmones incapaces de respirar,
presas del malestar mortal.
Estremece.
ya no podemos disfrutar del verdor
al pasear por parques y plazas
o por la orilla del mar,
solo me reconforta
que le estamos dando un respiro al planeta,
menos ruido, menos contaminación
del aire y de las aguas.
Animales, peces y aves regresan
a su natural habitación,
el planeta se toma su revancha
de todo lo que hemos hecho mal.
Favorece.
Los días avanzan lentos,
los encapuchados dieron paso
a los enmascarados.
Lo que no logró la represión
lo está consiguiendo el miedo,
miedo más mortal que el microbio coronado.
Los abusos continúan al amparo
del estado de excepción.
Policías en el día,
militares en la noche,
protegiendo a los satisfechos
porque al virus no lo van a detener.
Los ricos acumulan alimentos y licores
Los pobres solo acumulan rabia y frustración.
Enmudece.
La pesadilla no parece terminar
solo nos espera un brusco despertar.
La esperanza no se pierde
porque más temprano que tarde
derrotaremos a quienes nos quieren matar.
Porque tras el dolor y la enfermedad
como dijo el cantor
La vida sigue igual
Daniel Lillo Cuadra
Poeta
Viña del Mar, Abril 2020